sábado, 26 de mayo de 2012

Zurdos

Esta idea quería aplicarla a una caricatura pero todavía no tengo habilidad suficiente para hacerlo. 

Así que usaré un formato copiado descaradamente del Tumblr de Elio Casale.

________________________________________________________________________

─ ¿Que más, escuálido cabezahueca?

─ Epa Fran ¿cómo está todo?

─ Bien, bien... Mejor que a ustedes con sus graves problemas de alcantarilla. Jajaja... Mariquitos.

─ Bueno, en realidad, a mi eso no me preocupa. Yo creo que es más importante controlar el crecimiento indiscriminado de la inflación y desarrollar alternativas de producción, como también necesitamos incrementar la producción misma.

─ Sí, ajá, exacto... ¡Te irías demasiado!

─ No.

─ Jajaja...

─ Bueno, me voy, que tengo que ir a trabajar. Chao.

─ Como tú digas, majunchito.

─ ...

─ ...

─ ...

─ El zurdo los tiene locos.

domingo, 13 de mayo de 2012

Somos la misma gente

Entenderse a uno mismo siempre ayuda a entender mejor a los demás, porque en realidad, no somos tan diferentes como creemos. Es decir, nuestro comportamiento puede fácilmente reflejar el de la sociedad, el del ser humano. Por eso es posible ponerse en los zapatos de otro. Porque básicamente, todos somos la misma persona.

Tampoco se necesita ir muy lejos para notar que, en efecto, todos hacemos las mismas cosas y quemamos las mismas etapas. Tarde o temprano, todos llegamos a estar en una situación donde reaccionamos de la misma manera que otro lo haría, porque así nos programaron al nacer. Lamentablemente, nunca nos programaron para escupir fuego, porque así quemaríamos etapas con estilo.

No solucionaría nada, pero se vería tan genial...
Estas etapas son muchas y toman forma de acuerdo a nuestros intereses de momento.

Por ejemplo: De niños, nos interesamos por tener caramelos, chocolate o cualquier otro tipo de manjar azucarado. Realmente no nos importa lo que sea, mientras tenga aspartame, fenilanina y algún químico delicioso en cantidades que podrían matar a un animal pequeño.

Representado arriba: Orgasmo infantil.

Después en la adolescencia, llegamos a una etapa donde nos empieza a interesar el dinero, no solo para seguir comprando dulces sino para poder comprar todo lo que se nos antoje, como por ejemplo, un celular nuevo con internet 4G, 2 terabytes de almacenamiento que pretendemos llenar con los pocos gigas de música que tenemos en la computadora, y una que otra característica absurda sin utilidad mayor que "este alumbra en verde, que bonito."

"Justo lo que necesito."

Esta faceta de nosotros también viene acompañada de nuestro inicio al mundo de la sexualidad. Entonces algunos descubrimientos como la masturbación, dan origen a más necesidades e intereses nuevos en nuestra vida. Por supuesto, siendo esta una necesidad mucho más personal que comer dulces o tener dinero, es más intensa y está mucho más adherida a nosotros. Por eso es normal ver a alguien comiendo dulces en la calle, pero nunca haciéndose la paja.

Bueno, para ser justos: Dije en la calle, no en el aire.

Bueno, está bien, hay gente que se masturba en público, pero esa gente lo hace porque tiene un problema mental, ¿no? 

No necesariamente. Pues, si investigamos un poco, notamos que la gran mayoría de quienes han hecho esto, son hombres. Y los hombres no tienen una conexión fuerte de la sexualidad con la razón como si la tiene la mujer, osea, el hombre tiende a ser menos racional cuando está excitado, a diferencia de la mujer que filtra las necesidades sexuales a través de un proceso de razonamiento.

Representado arriba: Anatomía del cerebro alterno masculino.

Si aún no logro explicarme bien, pues, voy a proceder con un ejemplo bastante incómodo para que dejes de preguntar:

Si un hombre está en el velorio de un familiar, que es el lugar más exageradamente triste que se me ocurre, y ve un escote o un par de piernas que le excitan, es muy probable que tenga una erección y empiece a maldecir el hecho que no puede hacer nada para impedirlo. Mientras que la mujer tiene un software en el cerebro que autoriza o no a su entrepierna a que se alegre un poquito.

"No, ahorita no. Espera a que lleguemos a la casa."

Existe otra faceta que va despertando en este momento de la vida: El amor. 

O mejor planteado, querer enamorarse. Porque el amor no invade, sino que habita cuando uno le da la bienvenida. Por eso es tan molesto escuchar a alguien quejándose de que el amor es cruel y doloroso, porque esa persona realmente cree que el amor es inevitable. Pues no, el amor es una decisión personal, no una extraña especie de magia. Eso quiere decir que quizás tu mamá te ame ahorita, pero puede odiarte mañana si así lo desea.

A veces con toda razón, niñita malcriada.
Otra cosa que la gente debería entender es que tener una pareja no es un punto de trama escrito por el destino, sino que más bien es un acuerdo que haces contigo mismo en el que te planteas ¿Es esto lo que quiero? y te respondes. Con eso último también podríamos concluir que enamorarse es más un antojo que una necesidad, a pesar de que tu primitivo cerebro humano te diga lo contrario.

"Hola"
Pero quizás el amor no te interesaba tanto, quizás tu necesidad era que se enamoraran de ti.

Querer llamar la atención es algo con tantos culpables que probablemente estemos tu y yo metidos en el mismo saco. El complejo alberga diferentes tipos que varían de acuerdo al tipo de falta que tenga el individuo en cuestión. Poniendo como ejemplo un cliché, la persona que necesita oír cumplidos para sentirse bien, estará constantemente haciendo presente comentarios auto-destructivos que obliguen a algunos otros a contradecir a través de la lista de comentarios de la foto que se tomó en ropa interior frente al espejo.

"¿De qué hablas? No estás gorda ¡eres hermosa!"
Hombres también:
Como si no fuera evidente con la falta de ropa y propósito, ni se molesta en meter la cara en el cuadro.
Esa búsqueda de atención es sumamente normal, y en parte, se las apoyo, porque el ser humano debe superarse y destacar entre los demás. El problema es que los demás son iguales a nosotros.

Entonces comienza la batalla de la autenticidad. La odisea de mostrarle al mundo lo únicos que somos, normalmente con una actitud de superioridad en la que creemos tanto, que estamos convencidos que somos el modelo a seguir. El ser humano ejemplar, un individuo alpha que supera al resto del mundo en cultura y personalidad. Algunos de ellos se adaptan para ser la antítesis de lo que consideran malo, que equivalente a la actualidad sería lentes normales, Justin Bieber y Comic Sans.

"Que asco ¿cómo pudiste escribir todas esas groserías juntas?"

No te voy a mentir, los lentes de pasta, las publicaciones intensas en Helvética y tus constantes referencias a Los Beatles, Rolling Stones y Queen, junto con la queja de que ya nada es como antes y que el mundo está condenado porque no funciona bajo tu mandato, hacen de ti, un ser humano único. 


Igual que al resto de los hipsters.


________________________________________________________________________
A ver: ¿Cómo vamos?
  • Comer dulces
  • Tener dinero
  • Satisfacer necesidades sexuales
  • Enamorarse
  • Sentirse aprobado
Todas suenan como necesidades lógicas, y son solo algunas porque la lista sigue creciendo a medida que vas envejeciendo.

Ya a cierta edad, se van añadiendo verdaderos retos como "seguir vivo".
Pero la necesidad, obligación y derecho del ser humano en el mundo es trabajar. Ya sea para cumplir un sueño, para ayudar al mundo a ser más mundo, o para lograr cumplir con cualquier otro propósito que tengamos. La necesidad del hombre en el mundo es ganar dinero con el trabajo del que está enamorado, junto a una pareja que lo haga sentir aprobado y satisfecho sexualmente mientras come dulces.

Brindo porque todos seamos así. Salud.
Alejandro R. Suárez
@Alejandro6R

martes, 8 de mayo de 2012

La razón

Todo tiende a ir más allá. Nuestras acciones usan el propósito como combustible en la mayoría de los casos, es por eso que, las decisiones estúpidas no llegan a ningún lado. No tienen personalidad.

Pensar, escribir, o burlarse de algo siempre tiene un sentido que está determinado por nosotros, regido por las normas de nuestra forma de ser. Puede ser para innovar, para culminar, o para mantener el movimiento y que las ideas todavía fluyan.

Por eso es que esta noche, escribo estas líneas que aparentan tener razón de ser.

Para que no se den cuenta que no se me ocurre nada mejor que hacer. 

Que además, soy estúpido y creo que hacer esto me ayudará en algo.

martes, 1 de mayo de 2012

El diablo

Anoche lo conocí, por desgracia.

No era el mismo que me habían descrito cuando niño. Nada de cachos rojos, tridentes, nada de eso. El diablo no tiene descripción, toma la forma que se le antoje, para poder disfrutar del sufrimiento que te causa.

Encuentra placer en demoler el refugio emocional de las personas, arruinarte la única actividad que te libera y te hace sentir bien.

Así.

Mi caso es la comedia. Anoche presenté una rutina en Valencia que me valió de algunos aplausos y algunos insultos. Medio local fue comprensivo y apoyó, la otra mitad quería estar en un recreo de bachillerato.

Por supuesto, la culpa fue mía. El error lo cometí yo. No logré proyectar bien la voz y eso hizo que quienes estaban en primera fila rieran mientras la parte de atrás del salón vociferaba insultos super-rebuscados como "mamaguevo".

Esta bien, lo siento, mala mía. Voy a esforzarme un poquito más para ser gracioso, pero que no se esfuercen tanto ellos maquinando insultos tan bien elaborados.

Maricóooon... ¡Són!

Ahora, veamos unas normas de cortesía básica del espectador que acabo de inventar:
  1. Si la queja es que quieres comedia y no la recibes, presta atención y espera, quizás la veas. Saboteando el acto, nunca lo vas a lograr.
  2. Si la ves y no te gusta, puedes ignorarla en silencio y no pasa nada.
Los hecklers o saboteadores son una pesadilla. Son inmaduros y mal intencionados. Quizás no a propósito, pero ese es el problema, no están conscientes de las consecuencias de su gracia. Están arruinando algo sagrado para el comediante, que incluso, podría ser lo único que lo hace sentir bien en su vida que se desmorona.

Esa última idea le pertenece a un genio.

Además, no entiendo que clase de satisfacción recibe tras hacer eso. ¿Atención?

Por ejemplo, yo recuerdo haber dicho en mi vida, cosas como: 

─ Hoy ayudé a una viejita a cruzar la calle, me sentí muy bien.

Pero ¿qué podrá decir él?

Marico, anoche le destrozamos la rutina a un carajito. 
    ¡Te lo juro, fue como tumbarle la chupeta a un bebé! ¡JAJAJAJA!
    Nos quedamos como por 3 minutos y que: ¡Llora! ¡Llora! ¡Llora!

─ Chamo, la mamá acaba de tuitear que el chamito se suicidó

─ ¿¡Quéééeeee!? ¡Véeeeengase papá! ¡JAJAJAJA! Lo logramos, marico, matamos a un niño.

Para finalizar:
No crean que me desahogo solamente por estar sangrando por la herida, esto es un tema importante que siempre me ha indignado, pero que no conocía tan bien hasta ahora. 

Recuerdo haber leído hace poco un excelente post de Led Varela, donde creí conocer, entender como era el lado malvado de la gente (La Venezuela Bully) pero ahora que lo viví en carne propia, sentí realmente lo que es. 

Aún siento las malas energías adheridas en el cuerpo, en este momento solo quiero ducharme para ver si el diablo se va por el drenaje.